En la gráfica,
detalle del conjunto monumental de la Catedral de La Antigua Guatemala,
construido bajo la dirección del maestro mayor de obra: Joseph de Porres, obra
estrenada en el año 1680. En ella resalta el Agnus Dei (El Cordero de Dios)
recostado sobre la Biblia. El acabado demuestra la habilidad, pericia,
paciencia y amor que expusieron los
constructores, que con procedimientos y técnicas rudimentarias, alcanzaron una
alta y delicada expresión artística y cultural. Hoy 383 años después, producto
de intereses y luchas sórdidas se descuida el legado cultural que con esfuerzo
se logró, donde las autoridades producto del desacomodo reinante, luchan por
lograr la estabilidad, descuidando con ello la preservación de los monumentos,
de sus calles, de sus bosques y sus recursos naturales; con instituciones
garantes acomodadas amparándose en la sombra del caos, esperando a ver que
sucede. Es necesario no perder de vista la conservación de la ciudad en todos
los órdenes y ojalá que instituciones sociales, culturales y diputados se
pronuncien, apoyen y luchen por preservar la riqueza cultural antigüeña. Y por
qué no, el vecino también defienda su terruño donde unos pocos aviesos se
aprovechan de la situación con desparpajo inescrupuloso.
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