DESDE MI SILLÓN DE JUBILADO


            Como un momento que se vive, puede evocar parte de nuestros recuerdos, no importando el tiempo.
            En uno de mis paseos matinales, vi a esta persona en su labor de cortar de café y vino a mi mente, los años 1950, en una de las tantas veces que en mi infancia, mis Padres se quedaron sin trabajo, y la solución para Papá, quien nunca le tuvo miedo ni vergüenza al trabajo, dispuso que la solución era irnos, toda la familia a cortar café a la finca el Portal, donde trabajaba mi tío Chibolo, y como olvidar el sonido de la corneta del caporal que revisaba el surco trabajado, para ver si no se había dejado café maduro en las matas; los almuerzos entre los cafetales, las manos manchadas por la miel del café, el grito del que cortaba el café que había terminado un surco: "oyyyyyyy caporal ohhhhhhh", pidiendo que llegara el caporal a revisar, el soportar el canasto amarrado a la cintura, donde se ponía el café cortado, el escogido y separación de los granos verdes que se fueron en el recolectado y por último el llevar todo lo cortado a cuestas en costales para el pesado diario que acumulaba lo ganado que se pagaba al final de la semana.

            Tiempos lindos de mi época de patojo y recuerdos de mi Tata que nos enseñó que ningún trabajo es humillante, si se hace con amor.....al final Dios estaba con mi familia, consiguen trabajo mis Padres y lo gracioso, mi hermano Maximiliano y yo terminamos solos cortando café y como buenos patojos, más jugábamos que cortar, y al final del día nuestros canastos casi vacíos, y recuerdo que mi prima Ana, nos regalaba de su corte para medio llenar nuestros canastos.

            Lindos recuerdos que un momento vivido en mi paseo matinal, me hizo evocar mi vida de patojo de hace ¡¡¡uuuuuu!!!! Mucho tiempo. (Texto y gráfica: Raúl Nájera Rodríguez. 

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