Seguir
sencillos consejos de mantenimiento preventivo del vehículo evita averías más
costosas y ayuda a reducir accidentes. Y es que pocos conductores saben que el
40% de los gastos generados por un vehículo a lo largo de toda su vida útil
proceden de su uso, es decir, de mantenimientos, reparaciones, seguros y
combustible.
Revise los amortiguadores cada 20.000 km: ya que su desgaste pasa
desapercibido para el conductor medio y representan una garantía para su vida,
sobre todo a altas velocidades y en situaciones de riesgo. De hecho, forman
parte del llamado “triángulo de la seguridad”, cuyos otros dos vértices son los
frenos y los neumáticos.
Las escobillas limpiaparabrisas: deben renovarse a
principios del invierno, cuando comienzan las primeras lluvias.
Una vez al año, los filtros a punto: Hay cuatro tipos: de
aceite, aire, combustible y del interior del vehículo donde se ubican los
pasajeros. Todos ellos tienen como misión retener elementos nocivos para
ciertas partes del motor o del interior del coche. Es conveniente reponerlos al
menos anualmente, incluso con mayor frecuencia si se hacen muchos kilómetros o
si se transita por caminos polvorientos.
Las llantas bien, bien vigiladas: uno de los mejores
consejos de mantenimiento que podemos seguir es mantener en los neumáticos con
la presión recomendada por el fabricante, asimismo supervisar con atención
algún desgaste anómalo, la profundidad de la labor (debe siempre ser superior a
1,6 mm), y establecer comportamientos extraños en frenadas, o desgarros.
Frenos, cuidado: Con los frenos no debe
haber ningún tipo de confianzas; ante cualquier chirrido, ruido, mínimos
retrasos en su respuesta cuando se pisa el pedal… Hay que acudir inmediatamente
a un taller.
Lubricantes: De ellos depende la
buena marcha de todo el motor. Hay que usar siempre los idóneos para nuestro
vehículo. Hace unos 20 años la media de cambio estaba en los 5.000-8.000 km,
pero los fabricantes hoy día, recomiendan hacerlo por encima de los 30.000 km
en los modelos nuevos. Sin embargo, las asociaciones de talleres aconsejan no
dilatar los cambios más allá de los 15.000 km.
Iluminación: Hay que comprobar
mensualmente el funcionamiento de todas las luces del coche, incluyendo las de
posición, cruce, carretera, freno, marcha atrás, intermitentes y antiniebla.
Sistemas de escape y catalizadores: No puede evitarse su
deterioro, producto sobre todo de la circulación en ciudad, pero sí hay que
cambiarlos en cuanto notemos la menor anomalía. Es aconsejable revisarlos
periódicamente a partir de los 60.000 km.
La faja de distribución: no se debe olvidar que
es la que asegura la sincronización entre la fase de admisión de la mezcla
aire-carburante (árbol de levas) y el movimiento de las válvulas con la
rotación del cigüeñal y el movimiento de los pistones. La rotura de esta pieza
supone una avería grave y costosa; lo peor es que es prácticamente imposible
para el conductor detectar su deterioro. Por tanto, lo más sensato es reponerla
según los intervalos que figuran en las recomendaciones de los fabricantes.
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