En la gráfica dos niños de la
comunidad de San Felipe de Jesús, se divierten jugando con un carro de madera,
elaborado por el padre de uno de ellos.
Esto trae a la memoria los juegos
de antaño con que los niños se divertían y gozaban con creatividad, donde la
orilla de un tonel era utilizada como rueda que en la mentalidad infantil era
una tractor, o un auto de carreras con el cual los niños corrían por las calles
y frenaban o aceleraban según hubiera necesidad.
Los trompos también tenían su
época en el año donde los chicos más diestros competían haciéndolos bailar con
una pita enrollada alrededor, y eran lanzados con fuerza y de ello dependía
ganar, al sacar de un cuadro el del contendiente.
No podían faltar los capiruchos
de madera que eran elaborados por los niños que acostumbraban ir a las
sastrerías o costurerías a encargar los carrizos y luego con un pedazo de
vidrio, conocidos como chayes se les devastaba y se les colocaba su pita de
cáñamo, dentro de una base de un lápiz y un palito también elaborado por los
niños, y se competía armando de cien en cien y se culminaba con el tiro más
difícil: el “uno”, habían algunos que daban ganancia y le decían al
contendiente que le daba para sus chicles.
No se debe olvidar el yo-yo, los
cincos o canicas, y la simple pita con la cual se hacían diversos lances como
el serrucho, la torre de París, la caja de muerto entre otros.
Hoy, estos juegos han sido
soslayados, por la tecnología que ha suplantado la creatividad y habilidad de
los niños, ya que todo es más fácil. Esto contrasta que antes se utilizaban los
brazos, las piernas y todo el cuerpo, hoy con los juegos electrónicos solo se
utilizan los pulgares.
Por cierto esos carros y camiones
de madera los construye el señor Israel Yol, en la vuelta del Gran Carin, San
Felipe de Jesús.
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