En la presente semana Walter Ortiz,
cronista y secretario municipal de Ciudad Vieja, rememoró la inundación del 10
de septiembre de 1541, cuando la capital del reino se ubicaba en dicha
población.
Resaltando que un lajar que desciende
del volcán Hunapú (hoy de Agua), afectó las viviendas. La catástrofe provoca la
muerte de Beatriz De La Cueva, viuda de don Pedro de Alvarado así como varias
damas de corte que fallecen en el siniestro.
De ello dejó constancia Juan
Rodríguez, escribano de la ciudad que deja su “Relación del espantable
Terremoto que destruye la ciudad de Santiago”, obra impresa en la ciudad de
México y se considera prácticamente como el primer artículo de prensa que se
escribe en América latina.
De la Cueva, se constituyó como consta
en actas de cabildo en la primera mujer Gobernadora de América, quien al
conocer la noticia del fallecimiento de su esposo en México tomó el gobierno,
sin embargo cuando firmó los documentos anotó su nombre y agregó la Sin
Ventura, luego tacha su nombre y solo deja lo agregado, por no resignarse a la
muerte de Alvarado, por lo que algunos vecinos atribuyeron el desastre a ese suceso.
Recordó la importancia de la fecha porque
es un acontecer histórico en el cual
obliga a sus moradores a trasladarse al valle de Panchoy, decisión
tomada por las autoridades, quienes llevan consigo escudos, insignias, lo mismo
que hace el cuerpo eclesiástico.
Sin embargo quedan radicados muchos
pobladores tlaxcaltecas que acompañaban en el proceso de conquista, tales como
mexicas, cholulas pero en su mayoría tlaxcaltecas quienes vigorizan el poblado
y son administrados por los frailes franciscanos, que construyen tres conventos
en el municipio y el último de ellos entre 1718 y 1734, que es el actual templo
de La Purísima Concepción de Almolonga, obra atribuida a Diego de Porres.
En la gráfica se aprecia uno de los
vestigios monumentales más antiguos de Ciudad Vieja, ubicados dentro de las
instalaciones municipales.
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