En la gráfica al fondo la publicación del Diario de Centro
América, del lunes 13 del presente, donde divulga el reglamento municipal de
control de sonido y al frente el decibelímetro, aparato electrónico que permite
medir la intensidad de ruidos, voz o música reproducida por equipos de sonido.
Ambos instrumentos serán indispensables en el control y reducción de excesos en
la música, que se escucha en distintos restaurantes, bares, discotecas y
centros nocturnos, donde vecinos de las inmediaciones indican que contaminan el
ambiente y no les dejan dormir y descansar en fin de semana. El Licenciado Otto
Guzmán Castellanos, juez nocturno de la municipalidad antigüeña, resaltó que el
reglamento es de aplicación inmediata, pero se ha solicitado al Concejo
Municipal, que previo se capacite al personal que va a trabajar para hacer el
correcto uso del decibelímetro. Asimismo se considera establecer un plazo de
treinta días, a los distintos negocios afines para que conozcan el reglamento y
junto a ello tramiten su licencia de sonido ante la unidad de Control Urbano
Municipal. Agregó que valoran llevar a cabo una campaña publicitaria de
concientización, para que todos estén informados. Con relación a vecinos que se
vean afectados por el excesivo volumen, el Licenciado Guzmán, indicó que al
recibir una denuncia se verificará el nivel de sonido desde el interior de la
vivienda afectada y de acuerdo al mismo se procederá conforme lo conducente. Los decibeles permitidos en
discotecas, están entre 70 al interior de la discoteca y 40 al exterior, en
horario de 7 a veinticuatro horas.
Las
licencia A, es para discotecas, cantinas y otros y el costo es de mil
quetzales; B, para cafeterías, comedores y otros, quinientos quetzales; C para
eventos privados con fines de lucro, mil quetzales; D para eventos sociales
privados (bodas, quince años, etc.) y E para templos religiosos diversos, sin
costo.
Asimismo se regula ensayos de bandas
escolares en espacios y horarios específicos.
Las
sanciones van desde la suspensión temporal, multas de quinientos a doscientos
mil quetzales, hasta cierre definitivo.
Con
la aplicación del reglamento se espera que se dé solución a los excesos que
riñen con la paz y tranquilidad de la ciudad, que afecta a vecinos que ahora
pueden denunciar, para que las autoridades apliquen las sanciones
correspondientes.
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